“Se
cumplió.
Una vez más el sol tuvo prisa
y dejó
todo manchado de Otoño.
No podrá comerse ya mis ganas de reír,
-
ni el agua de aquel charco –
y el
olor metálico de lo húmedo
os meterá
a todos en oscuros antros
y,
en
soledad,
me dejará
unirme a la noche temprana.
Por fin
podré abandonarme
a la lluvia
y a la
inoxidable melancolía en que me sumen
las
ausentes
tardes
amarillas;
y reírme
del real astro y su calor;
y
escaparme bajo un cielo de agua;
y
tiritar sobre horas de espera;
y
besarte el frío de la cara.
En Otoño
de quiero más.”