¿Somos libres?
Tengo el convencimiento de que la verdadera libertad no existe. Es una quimera que nos han vendido las religiones, las televisiones, los libros de autoayuda y la propaganda, entre otros. Es la gran quimera.
No somos libres. Nunca. Creemos que decidimos y realmente hacemos lo que nos dicta la conciencia, el entorno, las creencias o emociones como la ira, el odio o el amor.
Ni en la vida ni en la muerte ni en el funcionamiento de nuestro propio cuerpo. Ni si quiera en la elección y/o conservación de un amigo. Todo nos viene impuesto desde fuera: desechamos o admitimos algo en base a ideas que nos han ido creciendo dentro alimentadas por la influencia que el entorno ejercía en nosotros. Entorno confeccionado por políticos, educadores o empresarios con intereses similares y que sujetan los hilos que mueven este mundo nuestro.
Hasta en la elección de un simple yoghourt se evidencian coacciones a la libertad que tienen más que ver con cuestiones médicas y dietéticas que bombardean diariamente nuestro oídos o con el impulso íntimo que nos pide satisfacer un deseo y que no podemos reprimir que con decisiones totalmente basadas en nuestra razón con el único fin de alimentar a nuestro cuerpo.
Desde siempre se ha luchado y peleado por ella, creyendo encontrarla en muchas de nuestras acciones. Pero no existe. Simplemente nos dejamos llevar de acá para allá, y, a veces, acertamos y nos sentimos bien. Y entonces creemos que somos libres.
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