Te miro todo lo blanco,
todo lo viejo,
todo lo ajado
y no veo brillo en tus manos
ni prisas en tu verbo.
Te miro la tranquilidad
y la tristeza
( esa que
asoma cada vez que te muerden las
entrañas
y punzan tus
piernas
frenándote
las pisadas).
Cansado, muy cansado
te tumbas en el espacio que creas en tu submundo
de recuerdos
silenciosos.
Te desnudas y te aparece la fuerza
y las ganas de regresar ,
de volver a alcanzar aquella rueda rutinaria
que te agotaba los brazos y las piernas
pero que te liberaba la sonrisa más intensa.
Te miro y me veo,
te miro y recuerdo.
Te quise .
Te quiero.
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