Corrías, tropezabas,
corrías y no parabas.
Perseguías a la luna.
Un día pudiste tocarla,
sentarte encima,
olerla,
besarla….
sentir su brillo nacarado en tu cara…
…dejarte envolver por su manto blanco
hasta esconderte.
Pero tus ojos no se cerraron,
siguen buscando, mirando, anhelando
y , sin pensarlo,
empiezas de nuevo a correr.
Tropiezas y te caes
dirigiéndote hacia el sol
con avidez y locura..
Tu oídos están cerrados,
tu boca seca y tus pies cansados…
El calor está llegando,
todo se ha vuelto mucho más claro…
Tengo miedo.
Puedes quemar tus manos….
No hay comentarios:
Publicar un comentario